miércoles, 13 de mayo de 2015

Te encontré distraido entre un montón de papeles. Eres tan callado... te prometo volver a contarte cosas.

He vuelto

viernes, 19 de diciembre de 2008

VUELTA A CASA

El teléfono móvil suena advirtiendo de la entrada de un mensaje. ¿Quién será a estas horas? Veamos…
-- Hermanita, regreso al hogar. ¿Tienes un hueco para mí? Besos. Nacho.
-- Seguro. ¿Vienes solo o acompañado? xx Diana.
-- Solo. Llegaré mañana por la tarde, sobre las ocho. Espérame en casa.
-- OK . Aquí estaré.

Me caigo de sueño pero antes de ir a dormir tendré que revisar mis existencias de comida y bebida. La nevera vacía, el congelador también y el armario de provisiones… pidiendo a gritos que lo llene. Si dejo preparada la lista de lo que necesito, podré hacer la compra, temprano, en un par de horas, ordenar este desastre de casa, comer y cocinar un menú de primera para la cena. Allá voy. Perfecto, ya está terminada.
Nacho y yo somos gemelos y siempre nos entendimos bien; ahora le siento casi un extraño. Seis años de sonados devaneos con parejas absurdas, su matrimonio con esa anciana que le dobla la edad, su comportamiento inestable… No es por dinero o aburrimiento, de eso estoy convencida. Hay algo más. Creo que, en cuanto llegue, le someteré a un interrogatorio de tercer grado y acabará confesando. En fin, a la cama Diana que mañana ya es hoy.

ESPERANZA INQUIETA

Se está bien en la cama. Abro los ojos. Perezosamente, me pongo en pie y salgo a la terraza.¡Hola día! ¿Qué me deparas? El sol deslumbra. El viento, helado, aúlla. Estoy rara. Desayuno, ducha, orden en la casa….la once. Necesito moverme. Paseo, compra, charla con una vecina…las doce y media. Sigo inquieta. Me voy a la piscina, unos largos me calmarán. Ya en el borde, me lanzo de cabeza y el agua, tibia, roza mi piel con la suavidad de una pluma. Siento frío y calor a la vez. Salgo a la superficie y nado, con rabia, hasta agotarme. De poco me ha servido. Voy a secarme y vestirme. Comeré fuera. Luego, me iré al cine. ¿Qué hay sobre mi toalla?... parece… es una corbata blanca… alguien la olvidó. Curioso… está escrita… “ Tiempo muerto. A las cuatro en punto tendré el ordenador en marcha. Quiero hablarte. Por favor… Mrcs.” ¡Valiente payaso! ¿Como demonios sabrá por donde me muevo? Miro alrededor. Apenas quedan diez personas en el recinto. Nadie conocido. Termino de arreglarme, recojo mi bolsa y salgo a la calle. Vuelvo a echar un vistazo, pero, sin resultado. Camino, rumiando comos y porqués, sin prestar atención hacia donde voy. Cuando me doy cuenta me encuentro delante de la puerta de casa. Son las tres y cuarto. Durante un momento dudo si entrar o marcharme. El hambre, la hora y las ganas de saber deciden por mí. Paso a la cocina y me preparo un bocadillo mientras canturreo. El reloj marca las cuatro menos cinco. Enciendo el ordenador. Segundo intento Marcos, espero que tus razones sean creíbles

sábado, 6 de diciembre de 2008

CHARLA CON UN AUSENTE

No sé si es porque aprendí a controlar mis emociones o porque ibas, según tus propias palabras, un poco nervioso, que no te diste cuenta del sobresalto que me produjo escuchar tu nombre. Sí, hombre, sí, acuérdate, me dabas las gracias por decirte donde estaba el Café Gijón y, de paso, te presentaste.
Cuando empezamos a "chatear" estaba tan aburrida que acepte tu charla para distraerme. Total, me dije, a estas alturas de la vida nadie me va a tomar el pelo. Tus preguntas eran directas, tu conversación fluida, tus respuestas claras. Desbordabas placidez, simpatía. Tenías 45 años y deseabas alguien con quien hablar largo, caminar, reir sin más. Insistías en conocerme. Te leía sincero. Eras, justo, lo que yo necesitaba. Ningún otro compromiso, no me interpretes mal. Solo recuperaba en tí al Amigo que había perdido mucho tiempo atrás. Y me enredaste o me enredé. Y el azar adelantó nuestro encuentro. !Mala suerte marcos! Te has puesto un montón de años y no entiendo porqué. La edad no es algo que se pueda ocultar. Además, no digiero bien las mentiras, ya te lo escribí desde el principio. Has perdido esta oportunidad. Quizás pueda considerarte un conocido, pero no estoy segura.

martes, 18 de noviembre de 2008

ENCUENTRO OPORTUNO



- ¿Me permite joven?
- Sí, claro, señora—el muchacho me impedía el paso al asiento libre—Perdone, estaba distraído.
- No se preocupe, a todos nos ha ocurrido alguna vez.
- ¿Sabe que plaza es esta?
- Colón.
- Entonces, el Paseo de Recoletos… ¿ está cerca?
- Termina allí.
- ¿Sabe usted por donde cae el Café Gijón?
- Desde luego. Yo también voy a ese Café. Baje conmigo. Ahora le indico.
- Vale, muchas gracias.
- ¿Ve ahí enfrente que pone Museo? Continúe por esa acera. Son cinco o seis minutos.
- La una menos diez… llegaré justo a tiempo. Es que he quedado a la una y no quiero retrasarme. Es una cita a ciegas ¿sabe ? . Estoy algo nervioso. Bueno, gracias de nuevo. Mi nombre es Marcos.
- Encantada hijo. Me llamo…. Marta. Que tenga suerte con su cita. Adiós.

Pufffff…necesito aire. ¡Casi la organizo!... seguro que es él..... ¿ te imaginas…? no llega a los treinta años….